Es casi medianoche. Hace dos horas que llueve torrencialmente. Estoy solo en casa, mama salio con Cesar a comer afuera, a uno de esos restaurantes, donde la comida simplemente decora los platos. Si bien amo las tormentas eléctricas, algo que tengo en común con April, más aun si es verano y el calor de la ciudad es agobiante.
Aveces siento un vacío adentro mio, algo que falta, alguien.... Aveces paso horas, días, semanas creyendo que encontré a la persona indicada. Por más que lo intente no logro evitar imaginar cómo sería una relación con esa persona, las cosas que compartiría. Lo único que he logrado es desilusionarme. Las torres pierden equilibrio y caen con mayor fuerza cada vez, hundiéndome en un vacío sin cimientos en donde apoyarme.
Otras veces es el tiempo el que me juega en contra. Creo que fácilmente podría redactar una larga lista de desencuentros. Si la persona es perfecta el momento nunca lo ha sido.
He llegado a creer que lo mejor es dejarse llevar, no esperar nada, no tener expectativas, ¿pero que sería de la vida sin deseos e ilusiones? Necesito alejarme, no se por cuanto tiempo, tampoco se si es lo mejor; solo se que es lo que quiero. Simplemente quiero encontrar a la persona y momento indicados.3
Ya es de mañana, ocho y cuarto, llego tarde a entrenar. Desayuno apurado, de pie, mirando el reloj y armando el bolso. El olor a humedad se cierne sobre la gris y mojada ciudad. Empiezo a caminar escuchando música, Codplay. Sin querer me choco a una mujer que sale apurada de un edificio. Sus carpetas se estrellan contra el suelo. Mientras la ayudo a recogerlas y me disculpo, por el rabillo del ojo veo como pierdo el colectivo.
Sin ánimos de ir a entrenar, sigo caminando, pasando de largo la parada, mientras mi mente se funde con la música.
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